En 1903, Marie Curie presentó su tesis doctoral titulada Investigaciones sobre las sustancias radiactivas en la Universidad de París, marcando un antes y un después en la historia de la ciencia. Este trabajo revolucionario no solo reveló la existencia de nuevos elementos como el polonio y el radio, sino que también introdujo el concepto de radiactividad natural, transformando nuestra comprensión de la materia.

La tesis, dirigida por Henri Becquerel, fue el resultado de años de investigación meticulosa, en los que Curie procesó grandes cantidades de pechblenda, un mineral que contenía uranio. Su enfoque científico y su dedicación la llevaron a ser la primera mujer en recibir un Premio Nobel y, posteriormente, a ganar un segundo Nobel en una disciplina diferente.

El impacto de su trabajo no solo abrió nuevas puertas en la física y la química, sino que también sentó las bases para aplicaciones médicas y energéticas que siguen siendo fundamentales en la actualidad. La tesis de Marie Curie es un símbolo de perseverancia y pasión por la ciencia, que continúa inspirando a generaciones de investigadores