En Cuautla como en todo el país, millones de ciudadanos creyentes de la Virgen de Guadalupe celebraron su aparición a 493 años de este suceso.
La celebración se llevó a cabo como cada año, asistiendo a las iglesias para escuchar la misa, llevando a los pequeños vestidos de inditos. Sin embargo, este año, fue menor la asistencia a las iglesias, incluso, vendedores de esta vestimentas reportaron bajas ventas.
La devoción a la Virgen de Guadalupe surgió a partir de sus cuatro apariciones, acontecidas entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531 en las faldas del cerro del Tepeyac. La voz que escuchó Juan Diego Cuauhtlatoatzin provenía de la cima del cerro. Era la madrugada del 9 de diciembre de 1531, en Tepeyac, ahí la Virgen de Guadalupe le pidió que comunicara el milagro.
Juan Diego comunicó esto al obispo, Juan de Zumárraga -primer arzobispo de México-, pero éste no le creyó y lo envió de nuevo al mismo lugar para que le pidiera a la mujer alguna señal de veracidad. Sin embargo, cuenta la historia, que Juan Diego no pudo volver al cerro pues su tío Juan Bernardino estaba muy enfermo, a punto de fallecer.
Avergonzado por no poder cumplir esta promesa, en la madrugada del 12 de diciembre mientras corría desesperado en busca de un sacerdote que le diera la extremaunción a su tío, decidió ir por otro camino para evitar un nuevo encuentro con la Virgen.
María se le presentó igual y le preguntó hacia dónde iba. Juan Diego le contó lo que pasaba y, en ese momento, la Virgen le aseguró que Juan Bernardino ya había sanado. Luego, ella le pidió que subiera a la cima del monte, que recogiera flores y se las llevara consigo. Aunque el pedido le pareció descabellado pues era invierno y los campos no florecen, Juan Diego cumplió con lo que la Virgen le había solicitado.
Sorprendido con lo que encontró, recogió en su tilma -la manta anudada a modo de poncho que llevaban los hombres de campo- hermosas rosas de castilla que la misma había hecho florecer en el árido terreno.
Cuando se presentó ante el obispo, Juan Diego abrió su tilma y las rosas del milagro cayeron sobre el suelo. Pero, además, sobre la áspera manta tejida con fibras de cactus estaba, inexplicablemente estampada, la imagen de la que hoy se conoce como la Virgen de Guadalupe y la superficie donde se apreciaba el retrato se había vuelto suave como la seda .
Este primer milagro ocurrió el 12 de diciembre de 1531. Por eso, cada 12 de diciembre se conmemora el Día de la Virgen de Guadalupe.